Un Cuerpo de Mortal

Mucha gente sufre cada efímero segundo de su vida. Lloran y gimen, manteniéndose en un perpetuo lamento plagado de dolor, un mudo ruego en busca de la muerte. Viven dominados por el deseo de desaparecer de sus realidades, en busca de un mundo donde la vida sea mejor…
…Denme una sola de esas vidas, una sola, y yo acabaré con todas las demás vidas que anhelan la muerte. Y con muchas más.

Lo imagino todo a la perfección: Levantarme otra vez en el mundo real, con el corpóreo rostro que ya es tan temido por algunos. Asesinar pasaría a ser algo muy simple; ahora sin tener que soportar las tontas leyes del inframundo. ¿Quién desea tener que vivir reprimido por la ley de esperar a que los mortales digan mi nombre doce veces a las doce de la noche, frente a un espejo? Cuando, estando viva, puedo simplemente tomar un cuchillo y acabar contigo. Sí, contigo… tú, lector que aseguras que estás es un lugar seguro, leyendo un simple texto sin valor. No imaginas cómo disfrutaría clavar lentamente el cuchillo en tu dulce carne, mientras siento cómo tu tibia sangre desciende por mis brazos. Reiría mientras la fuerza vital se escapara de tus entrañas, cuando exhalas tu último hálito de esperanza. Asesinar sin reservas, sin leyes que lo impidan… nada ni nadie podría detenerme. Aunque he de admitir que ser humana también tiene sus partes negativas: Para empezar, me vería atada a un cuerpo corpóreo, con necesidades que satisfacer. No podría alcanzar a mis víctimas con tanta facilidad, y me vería vulnerable a sufrir de lo que ellos puedan hacerme. Perdería mi fuerza sobrehumana, y mi espeluznante cuerpo putrefacto. Tal vez asesinar no sería tan fácil como lo deseo, y estaría más vulnerable que nunca. Y claro… no podría acompañar a mis víctimas a los fuegos del infierno. Podrían seguir adelante, hacia esa… ese supuesto “paraíso” que a ellos les espera. Qué repugnante.

Colocándolo todo frente a la balanza, parece que ser humano es una completa pérdida de tiempo. ¿Realmente decía que querría volver a poseer uno de esos débiles cuerpos de carne y hueso? Claro que no; La Gran Verónica, La Asesina de la Medianoche, no puede caer en el olvido para pasar a ser mortal… claro que no; Verónica seguirá por siempre aquí, la acechante nocturna, esperando a que los ingenuos digan mi temido nombre bajo las condiciones propicias. Y entonces atacaré, tal como hago siempre. Es más; Ya es hora de ir por ti. Sí, por ti…